Un incendio forestal de considerable magnitud avanzaba el lunes hacia la región más oriental de Cuba, devorando miles de hectáreas luego de más de una semana de batalla contra las llamas en la isla caribeña.
Bomberos, trabajadores forestales y militares conduciendo helicópteros y avionetas mantienen una lucha contra el siniestro que comenzó hace unos 10 días en la zona montañosa de Pinares de Mayarí, Holguín, a unos 800 kilómetros al este de La Habana.
El fuego no ha podido ser controlado y ha devorado ya unas 2.000 hectáreas de bosque.
“Hay que decir que el terreno es amplio, o sea no estamos hablando de que hay un foco”, dijo el líder del Partido Comunista en Holguín, Ernesto Santiesteban, a la televisión cubana.
Medios locales coinciden en afirmar de manera preliminar que las afectaciones económicas son ya cuantiosas y la recuperación de la zona demoraría años.
Las llamas se han extendido a las áreas más cercanas a los municipios Mella y San Luis, pertenecientes a la vecina Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país después de La Habana, su capital.
Cuba había reportado en 2022 un total de 284 incendios forestales que afectaron más de 1.800 hectáreas de bosque. En enero han ocurrido unos 80 incendios forestales, según las autoridades cubanas.
Pinar del Río y Artemisa, en la zona occidental, y Camagüey y Holguín, en la región centro-oriental, han sido los territorios más dañados.
Por otra parte, los apagones afectarán el 20,3% de Cuba en la tarde-noche de este lunes por quinto día consecutivo en el que los cortes se encuentran por encima del 10% del territorio, según la estatal Unión Eléctrica (UNE).
La compañía calcula para esa franja horaria, considerada la de mayor consumo, una capacidad de generación eléctrica de 2.346 megavatios (MW) y una demanda de 2.855 MW. El déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 509 MW y la afectación -lo que se desconectará realmente- se ubicará en los 579 MW.
Las recientes caídas del sistema eléctrico nacional -cuatro en menos de diez días- provocaron que volvieran a registrarse notables índices de afectación, aunque sin llegar a los del año pasado cuando alcanzaron el 40% o más.
Cuba registró el miércoles pasado la cuarta caída de su sistema eléctrico que dejó a oscuras a más de la mitad del país.
La situación de la red cubana es precaria y se reflejó el año pasado en apagones diarios que alcanzaron hasta las 12 horas en algunas regiones.
Entre las causas están la antigüedad de las ocho plantas termoeléctricas terrestres con un promedio de más de 30 años, el déficit de inversiones y la falta de combustible.